*En el corazón de la ciudad de Tlaxcala, la tierra que respira historia desde los albores de la colonización española en América, se erige majestuosa la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Beto Pérez
Tlaxcala, Tlax. – Sus muros de piedra labrada cuentan historias de conquista y evangelización, donde las figuras de santos y vírgenes conviven con elementos decorativos de tradición local, como flores y motivos geométricos que danzan en las columnas y capiteles.
El edificio exhibe principalmente un estilo renacentista, influenciado por el plateresco español. Su ornamentación exuberante y detallada en piedra, que incluye motivos vegetales, medallones, y figuras geométricas.
Sobre un templo dedicado a la divinidad Camaxtli, comenzó la ocupación de la zona por frailes franciscanos para el proyecto de colonización espiritual de sus habitantes. La misión evangelizadora sufrió un primer cambio en 1527 cuando, siendo ya obispo Julián Garcés, decidió que la iglesia modesta erigida previamente se elevará su categoría. Así, entre 1530 y 1536, se construyó la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción.
Al entrar, se encuentra una nave central amplia, donde la luz se filtra a través de vitrales que narran pasajes bíblicos y momentos clave de la historia de Tlaxcala. Las capillas laterales invitan a la contemplación y el recogimiento. En pocos lugares la devoción se entrelaza con la riqueza artística.
La capilla del Sagrario Mayor, con su retablo principal de madera tallada y dorada, es un ejemplo sobresaliente del arte novohispano, donde cada detalle parece susurrar la historia de un pueblo en transformación.
Los frescos en las bóvedas evocan la gloria celestial y la promesa de redención, mientras las esculturas de santos y ángeles custodian cada rincón con serena solemnidad. Su campanario, que se eleva sobre el cielo de Tlaxcala, marca el ritmo de la vida diaria y el tiempo que se desliza con calma en esta ciudad de historia viva.
A lo largo de los siglos, la Catedral ha resistido aventuras climatológicas y sociales, siempre renovada por el amor y la dedicación de generaciones de fieles y artistas. En la década de 1920, se llevó a cabo una importante restauración de su fachada principal y el proyecto fue dirigido por el mexicano Manuel Gorozpe, un privilegiado y destacado arquitecto de la época porfiriana, quien se esforzó por preservar y restaurar la rica ornamentación.
Hoy en día, la Catedral de Tlaxcala no solo es un lugar de culto, sino también un Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el 27 de julio del 2021 junto al “Conjunto Conventual Franciscano y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción”.
Es un puente entre pasado y presente que invita a todos los corazones a descubrir la belleza eterna de su arquitectura y la espiritualidad que pervive en sus muros.