Los tlaxcaltecas tacos del pueblo

*Ineludible rendirle tributo a los tacos de canasta, envueltos en su característico plástico azul, un ícono de la comida callejera, cuyo origen se disputa, pero cuyo sabor conquista sin discusión

Nayeli Vélez

Tlaxcala, Tlax.- Una bicicleta cargada con una canasta forrada en plástico azul y papel estraza recorre desde temprano las calles de Tlaxcala. Dentro, se acomodan con esmero los tacos de canasta: papita, chorizo, frijol y chicharrón, esperando su turno para calmar el hambre de los transeúntes.

Junto a ellos, un frasco generoso de salsa martajada promete darle el toque final a cada mordida. Así, la rutina diaria de vender estos tacos, aparentemente sencillos, se repite. Sin embargo, detrás de esa humilde canasta existe una disputa culinaria que atraviesa fronteras estatales.

Los tlaxcaltecas han tomado la delantera en esta discusión, proclamándose los auténticos creadores de “los únicos y originales tacos de canasta”: La leyenda cuenta que esta delicia nació en San Vicente Xiloxochitla, un pequeño poblado en el municipio de Nativitas.

Desde ahí, los taqueros han salido por generaciones, reconocibles por su clásica canasta forrada en el icónico plástico azul. Este legado culinario ha sido transmitido de padres a hijos, convirtiéndose en una tradición que resiste el paso del tiempo.

Cada día, estos taqueros emprenden un éxodo desde Xiloxochitla, recorriendo calles y avenidas para llevar sus canastas a diversos puntos de la ciudad. Fuera de escuelas, clínicas, oficinas de gobierno, parques o plazas, la bicicleta y su canasta aparecen como una promesa de saciar el hambre. En Tlaxcala, no importa a dónde vayas: siempre encontrarás un puesto de tacos de canasta.

Aunque otros estados reclaman la autoría de esta delicia, los tacos de canasta de Tlaxcala se han ganado un lugar especial en el paladar de muchos.

Su preparación sigue siendo fiel a los cuatro guisados tradicionales: el chicharrón prensado guisado en salsa de chiles secos, la papa con chorizo o bistec, los frijoles bien sazonados y la sencilla pero deliciosa papa sola, para aquellos que prefieren un sabor más suave.

Pequeños en tamaño, pero grandes en sabor, son una opción económica y práctica que conquista tanto a oficinistas en su hora de comida como a quienes buscan algo reconfortante después de una noche de fiesta. El complemento esencial, sin embargo, es la salsa. Roja o verde, con un buen golpe de picante, y cargada con cebolla y cilantro, esta salsa eleva cada bocado, añadiendo frescura y textura.

Los tacos de canasta tlaxcaltecas son más que un antojo: son una tradición en disputa, un símbolo de la comida callejera y una muestra de que en lo sencillo, a veces, se encuentra lo más extraordinario.

Compartir: