*Con las musas del arte griego resguardando su imponente plafón, el Teatro Xicohténcatl de la ciudad de Tlaxcala es el recordatorio de un pasado opulento; la influencia europea se aprecia tanto en el exterior como en el interior del recinto
Nayeli Vélez
Tlaxcala, Tlax.- Un edificio que resalta por su estilo neoclásico, labrado en cantera gris, con columnas adosadas con un corte afrancesado, que nos remontan a aquellos opulentos recintos donde se reunían las clases acaudaladas en el siglo XVIII para presenciar expresiones de las bellas artes: teatro, danza, música y canto.
Entre pesados telones satinados y butacas enfundadas en terciopelo rojo, el teatro Xicohténcatl, porta el nombre del indomito guerrero tlaxcalteca Xicohténcatl Axayacatzin, un símbolo de resistencia ante los invasores españoles.
Aunque su arquitectura se asocia con el México porfirista, combina elementos del barroco y el art nouveau, incorporando además detalles con un fuerte simbolismo tlaxcalteca.
Uno de los elementos más destacados es el plafón del teatro, que muestra un paisaje de la Malinche, el majestuoso volcán que domina el horizonte del estado, rodeado de valles verdes y esmeraldas.
El espacio, ubicado sobre la avenida Juárez en la capital tlaxcalteca, surge precisamente en un período conocido en Tlaxcala como el Prosperato (mandato de Prospero Cahuantzi, quien modernizó al estado); con la finalidad de darle un espacio a las expresiones artísticas de aquel tiempo, en el que coincidentemente Porfirio Díaz gobernaba al país.
La influencia europea se aprecia tanto en el exterior como en el interior del teatro. Las puertas de herrería, adornadas con motivos florales, y los detalles de los vitrales y las columnas dan cuenta de un gusto refinado que importó ideas del viejo continente. En la parte superior de la fachada, la fecha ‘1946’ nos recuerda el año de su remodelación, periodo en el que se incluyeron elementos icónicos como los vasos monumentales y los arcos decorados con figuras de leones.
Al ingresar al vestíbulo, el visitante se encuentra con un espacio elegante, decorado con molduras doradas, candiles de cristal y muros en tonos durazno, que evocan una atmósfera de opulencia. Pero sin duda, el detalle que más sobresale del interior es el plafón pintado en estilo art nouveau. Allí, las nueve musas de las artes griegas sonríen pícaras bajo la vigilancia de la Malinche. Estas musas, guardianas del teatro, fueron obra del artista francés John Fulton, quien dejó su impronta en esta joya arquitectónica.
Existen rumores que añaden un toque de misterio a la historia del teatro, pues se dice que en una de las musas pintadas en el plafón, está retratado el rostro de Silvia Pinal, la icónica actriz y primera dama de Tlaxcala, casada en esos tiempos con el gobernador Tulio Hernández. Según estas versiones, fue la propia Pinal quien impulsó la remodelación del teatro en 1945, buscando devolverle el esplendor que había perdido con el paso del tiempo.
Hoy en día, el teatro Xicohténcatl sigue siendo un pilar de la vida cultural tlaxcalteca. En su escenario se presentan obras de teatro, conciertos, óperas y festivales, siempre bajo la atenta mirada de las musas que lo habitan. Este edificio no solo es un espacio para las artes, sino también un testimonio vivo de la rica historia y cultura de Tlaxcala.