*En el municipio tlaxcaletca de Zacatelco, los cuerpos de agua han sobrevivido a las sofocantes sequías y ahora el cristalino líquido tiene como guardianes a coloridos peces
Diego Mena
Zacatelco, Tlax.- En el lugar se respira un aire templado y limpio, con un sonido relajante de agua cayendo en piedras; el flujo del líquido transparente y las carretas que aún pasan por ahí abrazan los manantiales que aún conservan su riqueza natural.
El espacio fue adornado con un pequeño Santuario “Ametoxtla”, donde fluye agua de manantial, con peces de diferentes colores que sobreviven por la gracia de los visitantes que depositan migas de pan y otros alimentos.
Aquí, en Zacatelco, varios son los cuerpos de agua que han sobrevivido a las sofocantes sequías, frecuentes en todo el país; su ambiente natural y con rasgos de urbanización pintan un panorama en el que pequeños y grandes se reúnen para degustar un helado y llenar sus contenedores: garrafones y botellas.
No se tiene una fecha exacta sobre el nacimiento del espacio que surte de agua a la población, los manantiales con el paso del tiempo sufrieron modificaciones en su infraestructura para facilitar el suministro del vital líquidos y así ha permanecido desde el año 2000.
La calle que atraviesa divide en dos a los manantiales y da oportunidad para que las personas cuenten con más de una salida de agua para llenar botellas, garrafones y otros contenedores.
El tiempo y la sequía, que no es nueva para nadie, cobró factura en el espacio para los zacatelquenses y es que la cantidad de agua que solía fluir en el lugar se redujo drásticamente, ante la mirada de generaciones que por años se sirvieron de los manantiales para abastecerse de agua.
Los manantiales de Zacatelco se convirtieron en un espacio que se rehúsa a desaparecer y que sigue surtiendo de agua potable a los pobladores.
Tanto el ejido como los zacatelquenses pusieron manos a la obra para el rescate y conservación del lugar, por su legado y por la memoria de quienes los conocieron como abundantes y fuente de vida