La ruta del arte urbano

*En el municipio sureño de San Pablo del Monte, abrazado por la frontera con Puebla, vibra con el graffitti que ha transformado sus calles en una galería al aire libre, que expone su riqueza cultural y la resistencia de un pueblo por conservar su identidad

Nayeli Vélez

San Pablo del Monte, Tlax.-  Aquí los muros hablan. Sus colores intensos y formas sinuosas cuentan historias de un pueblo que se aferra a sus raíces. Lo que para algunos son “rayones sin sentido”, se han convertido en manifestaciones de identidad, orgullo y resistencia.

Los jóvenes de San Pablo del Monte encontraron en el graffiti algo más que un medio de expresión: una forma de reivindicar su tierra, una tierra conocida y celebrada por su rica herencia cultural y talento artesanal. Cada trazo, cada sombra, cuenta algo.

Adentrarse en San Pablo del Monte y recorrer sus callejones, placitas y parques, es encontrarse con obras que saltan y toman vida a través de las paredes.

Rostros de mujeres, niños y ancianos, que miran al espectador con la serenidad de quienes encarnan generaciones de memoria. A su alrededor, paisajes rurales evocan el maíz, el maguey y la fauna endémica, símbolos de una tierra fértil tanto en recursos como en tradiciones. La mezcla de lo prehispánico y lo moderno se plasma en figuras que parecen moverse entre dos mundos, uno ancestral y otro contemporáneo.

Esta ruta del arte urbano celebra la cultura de San Pablo del Monte y permanece en su lucha por liberarse del estigma social, que relaciona estas expresiones a vandalismo y a “pandilleros”. Nada más alejado de la realidad.

La visión de los artistas callejeros de San Pablo, va más allá de pintar un muro con una consigna rebelde. Busca preservar en las memorias de un pueblo, las tradiciones, la fe, la vida misma que transcurre en el paisaje rural. Para ejemplo están las festividades locales, como el Día de Todos los Santos, que también encontró eco en estos murales, con imágenes que retratan procesiones y veladas a los difuntos en el Panteón Municipal, donde la muerte se convierte en un arte que celebra la vida.

Caminar por San Pablo del Monte es como leer un diario colectivo. Los muros guardan amores perdidos, odios perdonados y luchas sociales no siempre ganadas. Las paredes, antes simples divisores de espacio, se han convertido en portadoras de mensajes que incomodan, inspiran o simplemente esperan ser comprendidos.

El arte urbano aquí, representa una poderosa fuente de creatividad. Transformar el graffiti en muralismo ha significado para sus creadores llevar esta expresión a un nivel más profundo, embelleciendo paredes que parecían olvidadas y dando voz a calles anónimas que la gente suele evitar. Es una forma de recuperar espacios para el pueblo, recordando su historia y revitalizando su identidad.

Los murales en este municipio también invitan a la comunidad a ser parte del proceso. Los artistas han creado un código con los pobladores, que ofrecen sus muros, sus hogares y espacios para la creación de obras que perpetúan en los ojos de quien los observe, en esos muros muchas veces abandonados donde solo reinaba la desolación y el olvido.

En San Pablo del Monte el arte urbano es más que un acto de expresión; es el alma de un pueblo que, con cada trazo, afirma su lugar en la historia.

 

 

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